Las grandes pruebas de los primeros años

16.05.2010 11:00

 

no hay redención sin derramamiento de sangre". … El pastor de Ars conocía de sobra esta doctrina y se azotaba cruelmente y se imponía los ayunos más rigurosos para la conversión de su amada grey. Mas, por especial designio del Señor, otros dolores más acerbos había de sufrir de parte de la malicia más o menos consciente de los hombres. Sermones, Sobre la cólera, t.III, p. 352) "He de deciros, procuraba repetir con frecuencia, que hay una ira santa, que nace de mi celo por los intereses de Dios". Si el no quiere vivir como todo el mundo, puesto que es sacerdote, cumple con su deber, ¡pero al menos que deje en paz a los otros! … La animosidad, en ciertos hogares, duró largo tiempo… Algunos individuos perversos atribuyeron su flaqueza a una vida ocultamente licenciosa … El cura de Ars, Palabra, Madrid 1999, 10ª. Ed. pp. 219-224)

El bien no puede practicarse sin sufrimiento; "

Es imposible combatir desórdenes inveterados y arraigados vicios sin provocar resistencias. Estas resistencias el Rdo. Vianney las presentía y las aguardaba.

 

Si un pastor no quiere condenarse, decía, en cuanto se introduce un desorden en la parroquia, es necesario que ponga bajo los pies el respeto humano, el temor de ser despreciado y el odio de los feligreses; aunque esté seguro de que al bajar del púlpito será asesinado, no debe arredrarse. Un pastor que quiera cumplir con su deber siempre ha de estar espada en mano. (

 

El Cura de Ars "no quería condenarse". Durante muchos meses los que acudieron al templo oyeron caer sobre ellos, desde el púlpito, reproches, exhortaciones y amenazas casi continuamente…

 

Comenzaron las críticas en el seno de las familias: a tal niño no había querido absolverle; su primera comunión había sido diferida hasta el año siguiente …(decían los taberneros)

Entonces "se abandonó más en los brazos de la Prudencia", y mientras su corazón se sublevaba contra la ignominia –pues se trataba de su honor sacerdotal- perdonaba a los culpables; más aún: los trataba como amigos. (Cfr. TROCH FRANCIS,