El don de la comunión y de la comunidad
Jesús enseño la igualdad en la fraternidad y la reconciliación en el perdón, dándonos el ejemplo de cómo se debe servir y ponerse en último lugar, porque en la ultima cena, nos dio el mandamiento nuevo el del amor reciproco e instituyo la Eucaristía, comulgamos un unico pan y un único cáliz, y es alimento del amor mutuo, como síntesis de sus deseos, la unidad de todos conforme al modelo de la unidad trinitaria.
Con su entrega en el misterio pascual, realizo aquella unidad que había enseñado a vivir a sus discípulos y que había pedido a su padre. Con su muerte en la cruz, fue destruido el muro de separación de los pueblos, reconciliándolos a la unidad, dejándonos como enseñanza que la reconciliación y la unidad son fruto de la participación en su misterio en la cruz. Con la venida del Espíritu Santo, en el cenáculo donde sus discípulos se encontraban reunidos, realiza la unidad querida por Cristo, caracterizándose desde el primer momento la fraternidad y comunión en la unidad de un solo corazón y una sola alma. Siendo el vinculo de caridad que une entre si a todos los miembros del mismo Cuerpo de Cristo, y al Cuerpo su Cabeza.
Con el pasar de los años la iglesia se ha caracterizado constantemente por una tensión, muchas veces dolorosa, hacia la unidad efectiva. A lo largo de su historia ha tomado cada vez mayor conciencia de ser pueblo y familia de Dios, Cuerpo de Cristo, Templo del Espíritu, Sacramento de la íntima unión del género humano, comunión e icono de la Trinidad.
Continuara...